martes, 17 de febrero de 2009

domingo, 15 de febrero de 2009

SOLO VALORAMOS LO QUE CONOCEMOS

Las últimas fotos del artículo anterior demuestran lo sensible que puede ser el arte rupestre y su entorno ante las agresiones que puede padecer.
Los agentes atmosféricos causan deterioro a causa de la lógica erosión y el paso del tiempo, los incendios, riadas, seísmos, la contaminación etc. han ido desgastando pinturas y petroglifos y en ocasiones los han hecho desaparecer.
En otras ocasiones las condiciones naturales han permitido conservarlos( cuevas , abrigos, rocas duras o resistentes al fuego…) y de esta manera ha llegado a nosotros el legado de una cultura ancestral , que debemos respetar y preservar para las futuras generaciones.
En la “Peña de Santiago” se han ido añadiendo grabados en la roca, y durante los últimos 20 años el entorno ha sufrido más que en los 2000 años anteriores. Un buen amigo me ha dicho que el tampoco recuerda la cazoleta junto a las herraduras y asegura que fue realizada hace unos quince años (ya me extrañaba que D. José María Luengo no la hubiese visto..)


No es disculpa que algunos grabados pretendan “armonizar” con los prehistóricos y que algunos han sido realizados con primor y conocimientos de cantero. El caso es que se ha alterado la magia, es como pintar bigotes a la Gioconda…

Las siguientes fotos reflejan lo atrevida que es la ignorancia. Si sus autores hubiesen sabido quien fue realmente Ramsés I I quizá no hubieran pasado a la historia como los tontos de baba que grabaron sus nombres en los colosos de Abu Simbel, mandados construir por Ramsés hace más de 3000 años.





Esta foto me trae gratos recuerdos de unos días inolvidables en las tierras gallegas con José Luis Galovart y con Nieves. El monte Tetón en Tomiño, el castro de Santa Tecla, los petroglifos portugueses...
La hice en el mismo momento de la despedida (seguro que ellos se acuerdan) y refleja la magia que antes citaba.



Si embargo el arte gallego tampoco se ha librado de las agresiones de los “elementos de la naturaleza”: http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2006/05/14/4772745.shtml

Hay muchos ejemplos que demuestran que estos actos son producto de la ignorancia y el desconocimiento, mas que de vandalismo. En los actos vandálicos la gente no pone su nombre y apellidos:
Destrucción del arte rupestre del Sahara occidental

Arte sureño ( Cadiz) Galería de los horrores

La protección del arte rupestre, por Miguel Guerrero


martes, 3 de febrero de 2009

LA PEÑA DE SANTIAGO

Situada a 3 Kmts de Astorga en dirección a la comarca cepedana, nos encontramos con la localidad de Sopeña de Carneros. Sobre ella y protegido por los afloramientos de rocas que lo rodean se eleva el castro de Sopeña, conocido en la antigüedad como "Petra Leve" precisamente por las rocas que lo protegen.
Este asentamiento prerromano fue cortado hace tiempo por la trinchera del ferrocarril y parece ser que los restos que en ese momento se encontraron no se documentaron bien.
En la parte oeste de la antigua fortaleza se encuentran varias rocas, sobresaliendo la llamada "Peña de Santiago" famosa por albergar grabados semicirculares con forma de herradura.
La zona en cuestión está muy deteriorada y he preferido transcribir parte de un artículo de Luis Alonso Luengo: "Elementos paganos y heterodoxos en el León antiguo", donde a su vez se cita a José María Luengo para describir como estaban los petroglifos en el año 1951:

"Es curioso notar que el contorno todo de esta comarca se envuelve todo en una atmósfera sacerdotal, como se delata en el Castro de Sopeña, a tres kilómetros de Astorga, con sus leyendas religiosas, antiguas y medievales, y donde, la peña cortada a tajo sobre el río, aparecen siete marcas talladas, en forma de herradura, "representaciones del ídolo femenino símbolo de la fecundidad, en su estilización dentro de la fase del periodo eneolítico renovada después bajo la cultura celta-astur", según descubrió José Mª Luengo ("Notas para la Historia de León y su Provincia" y "El Castro de Sopeña", en el Pensamiento Astorgano, 6 de Septiembre de 1951, marcas que, según Luengo, nuestro máximo arqueólogo leonés, aparecen también en otros lugares de la provincia, y que si, al cristianizarse la zona, se asocian siempre a la leyenda de Santiago, y a la fascinación del Camino Jacobeo, (como en Sopeña, donde se atribuyen a señales de las herraduras del caballo de Santiago, que afincado en la peña saltó sobre Astorga, cayendo al otro lado de la ciudad, en un prado donde, al posarse el caballo, manaron cuatro fuentes -una de cada herradura- que son las llamadas "Fuentes de Santiago"), todo ello revela - según José Mª Luengo- "una pervivencia cristianizada de las religiones primitivas".




Junto a las ya casi invisibles herraduras, otro símbolo todavía más invisible: una hermosa cazoleta tapizada de líquenes que certifican su antigüedad. Sin embargo no es citada por Luis Alonso ni por José María Luengo, y confieso que yo reparé hace poco en ella a pesar que desde niño he visitado los petroglifos ( sin saber lo que eran) en muchas ocasiones.




Como podéis comprobar en estas fotos actuales, la roca se ha convertido en un mural donde se han realizado grabados recientes que rompen la magia del lugar. Unos por pretenciosos, otros por falsos y el resto porque retratan a sus autores, son buenos ejemplos de la estupidez humana.




Por cierto, la leyenda asegura también que en el momento del salto, al patrón Santiago se le cayó su manto, cayendo sobre el río y sembrándolo de nenúfares.Sin embargo en Villaobispo (un pueblo cercano que comparte los terrenos con Sopeña), se asegura que el manto era el de la mismísima Virgen María, y que no llegó a caer al río, sino en la pradera anterior tapizándola de flores.