viernes, 31 de mayo de 2013

LOS PETROGLIFOS DE VALDEORRAS (II)


Situados en la margen derecha de la carretera que une el Barco de Valdeorras con Sobradelo, los petroglifos de Éntoma se sitúan en la misma temática y técnica que los de Arcos. El soporte es el mismo, una capa de arenisca roja que corona otra veta de conglomerados. La profundidad del surco es superior en este caso, tanto que quizá sea el petroglifo con los surcos más profundos que conozco. La temática sigue siendo abstracta, con surcos comunicados en todas direcciones formando reticulados y ramiformes. Hay menos cazoletas, pero algunas de ellas son de buen tamaño y adquieren cierto protagonismo en la composición. Estas cazoletas suelen ocupar los espacios vacíos de mayor tamaño que quedan entre los surcos.



 En una roca horizontal a ras del suelo se grabaron también los mismos motivos, además de algún círculo lleno de pequeñas cazoletas. Es curioso observar como algunos surcos no se detienen al acabarse el plano horizontal del panel, sino que continúan y se proyectan en la parte vertical.
Asistimos aquí otra vez a una especie de "horror vacui" prehistórico, en la que toda la superficie disponible de la roca ha sido utilizada.






Esta estación rupestre no está señalizada ni tiene ninguna protección. Una torre metálica fue levantada hace muchos años demasiado cerca de los grabados, y da la sensación  que a los responsables de Patrimonio de la Xunta  no les interesan lo más mínimo estos petroglifos. Sólo la actitud de los habitantes de la comarca de Valdeorras puede cambiar ese abandono, pero para eso deben empezar a reconocer estos petroglifos como los más lejanos vestigios de sus antepasados, y una vez reconocida la importancia que tienen exigir a los responsables  que los protejan como la reliquia que son.


miércoles, 1 de mayo de 2013

LOS PETROGLIFOS DE VALDEORRAS (I)


En Vilamartín de Valdeorras, en la parroquia de Arcos, se encuentran unos petroglifos que podríamos considerar los grabados gallegos más lejanos de la costa, y por lo tanto los más cercanos a los de la provincia de León.
Catalogados en 1982 por el arqueólogo José Fernandez, estos grabados están realizados sobre un afloramiento de conglomerado, en una capa de roca rojiza intermedia entre los cantos rodados. Esta veta de roca parece tener buenas propiedades para la cantería y talla, como se puede observar en las dos grandes extracciones que aparecen a los lados del afloramiento, dando a esta estación rupestre la forma de una flecha. 


La roca esta rodeada de vegetación, situada entre viñas y a la sombra de cerezos y otros árboles que impiden a menudo la entrada de la luz. Después de varias visitas a distintas horas del día, la mejor opción para captar las figuras representadas en la roca resultó ser las fotos nocturnas.






Los surcos y cazoletas dominan la composición, como en la mayoría de los petroglifos leoneses. No obstante, las figuras son mas elaboradas aquí, con abundancia de círculos y reticulados. Algunos de estos círculos presentan el interior completamente lleno de cazoletas, una figura típica de los petroglifos de tipo atlántico y muy abundante en Galicia, Portugal y las Islas Británicas.










El parecido con las estaciones rupestres leonesas se acentúa al observar el entramado de surcos (bien comunicando cazoletas o aislándolas), los reticulados (composiciones con forma de red). Incluso se pueden establecer paralelos con muchas figuras representadas en las pinturas rupestres de Sésamo y Librán en el Bierzo. Podríamos considerar por tanto a estos petroglifos  como una especie de transición entre las dos temáticas, aunque teniendo siempre en cuenta que estas composiciones aparecen también en el epicentro del arte rupestre galaico.