domingo, 25 de agosto de 2013

PETROGLIFOS EN EL BIERZO (POR FIN)


Ha pasado un lustro desde que los primeros petroglifos maragatos fueron descubiertos, y durante todo este tiempo se ha ido generado en toda la provincia un gran interés y una especial sensibilidad hacia este tipo de manifestaciones rupestres prehistóricas. Esta implicación por parte de muchas personas ha propiciado que se incremente el número de estaciones rupestres conocidas, aflorando así un legado milenario hasta ahora oculto en las rocas.
 Sin embargo, me parecía especialmente extraño el hecho de que hasta ahora no se hubiera tenido constancia de ningún petroglifo en el Bierzo.  La fosa berciana es un paso casi obligado que comunica las tierras del Duero y la meseta central con Galicia, esta circunstancia unida a su extensión y cercanía a los petroglifos gallegos hace de la comarca un lugar faborable a estas manisfestaciones, al menos estadísticamente. 
Este desconocimiento en lo que concierne a grabados prehistóricos no afecta sin embargo a otro tipo de manifestaciones  como son las pinturas rupestres realizadas en las pequeñas cuevas y abrigos de los riscos de cuarcita. Las pinturas abarcan un repertorio de figuras muy esquematizadas, con gran variedad de antropomorfos, zoomorfos (cuadrúpedos), soliformes, ramiformes (con forma de ramo vegetal),  símbolos geométricos (círculos, reticulados etc) y otras figuras abstractas de difícil clasificación.
 El hecho de que ambas manifestaciones rupestres -pinturas y petroglifos- hayan sido encuadradas en la misma cronología (el calcolítico) hacía mas inaudita la ausencia de los grabados bercianos.

Pues bien, resulta que el escenario anterior ha quedado modificado por el descubrimiento de varios paneles con petroglifos aparentemente prehistóricos en la localidad de Santa Marina de Torre.





 Hace unos meses  Juan Carlos Garrido localizó unas rocas grabadas con cazoletas y otros símbolos en las cercanías del pueblo, al lado del camino y casi a tiro de piedra de las casas. Juan Carlos Garrido supo reconocer de inmediato la importancia de los grabados y se puso en contacto con la asociación cultural "Carqueixa del Bierzo" de Santa Marina de Torre. Ellos a su vez me pusieron en contacto con mi tocayo Juan Carlos y propiciaron la visita los grabados. Además han organizado diversas actuaciones encaminadas a proteger y adecuar el entorno de las estaciones rupestres, como son la de enseñar a los propios vecinos la importancia cultural e histórica de los petroglifos.
Los paneles se encuentran separados en dos estaciones rupestres distintas (aunque cercanas entre sí) y al lado de los respectivos caminos que discurren a pocos metros de los grabados.
La primera roca con petroglifos se encuentra en el paraje denominado "Las Abarrazas", en una superficie casi horizontal que a modo de plataforma corona un afloramiento a media ladera. Los motivos representados se pueden encuadrar sin problemas en la tipología de los petroglifos ya conocidos en la provincia: cazoletas que de manera mayoritaria ocupan las mejores zonas del panel y surcos serpenteantes que de manera caprichosa evitan o comunican las cazoletas con las que se topan.


 


No obstante, la composición es aquí más complicada que en los petroglifos maragatos, pues algunas cazoletas aparecen unidas entre sí formando cazoletas dobles e incluso triples. Entre la maraña de surcos y grietas naturales de la roca se localizan algunas figuras triangulares otras siluetas tienen formas ovaladas y algunas cazoletas están inscritas dentro de círculos. Estos círculos están unidos también a los surcos que las rodean, de tal manera que a veces no se sabe bien cual es cual. 
En la parte más alta del panel predominan las cazoletas, unas agrupadas aunque en un desorden al menos aparente (algunas emparejadas, otras unidas por surcos otras unidas entre sí...)
Esta zona superior del yacimiento se ve interrumpida por una gruesa raíz de la encina que corona el afloramiento, pudiéndose constatar la presencia de cazoletas a pocos centímetros de esta, por lo que no sería nada extraño que los petroglifos continuaran bajo la raíz e incluso al otro lado.




  


La  otra estación rupestre queda muy cerca de la anterior aunque en una posición más elevada respecto al valle. Está por tanto más cerca del pueblo y también tiene nombre: "La peña del Trigo"
El panel ocupa una roca alomada que sobresale de los afloramientos cercanos al camino. Hay grabadas cerca de medio centenar de cazoletas, la mayoría intercomunicadas por surcos. Aquí parece no haber tanta complicación, los surcos unen de forma rectilínea grupos de hasta seis o siete cazoletas y al menos un par de ellas están rodeadas por un círculo.










Hay junto a este panel algunas rocas más en los afloramientos que se prolongan a uno y otro lado entre el valle y el camino. Predominan las cazoletas formando agrupaciones semicirculares, y en algunas ocasiones (como en la siguiente fotografía del propio descubridor Juan Carlos Garrido) una cazoleta más grande preside la zona central.  

  





Juan Carlos Garrido también me dio noticias sobre un petroglifo ya desaparecido en la actualidad. Se encontraba en lo alto de un cerro, y tuvo la mala suerte de coronar una mina de carbón. "Fue lo primero que arrancaron las máquinas hace 20 años cuando comenzó la explotación de la mina", me cuenta mi tocayo. Los grabados consistían en un podomorfo acompañado por un par de semicírculos o herraduras: " La huella del pie era pequeña y estilizada, como de mujer, y había una herradura grande y otra pequeña". La tradición popular contaba que eran la pisada de la Virgen María y las herraduras eran la huella de un borrico y un buey. Estos grabados se conocieron con un nombre revelador: "La Patada de Nuestra Señora", topónimo que se hizo extensivo a toda la zona y que aparece en el plano topográfico junto a la cicatriz y el desastre producido por la mina ahora ya cerrada.
Tiempo habrá de estudiar más detenidamente estos grabados rupestres, poniéndolos en relación (o no) con otros vestigios arqueológicos como pueda ser la cercanía del castro de Santa Marina al otro lado del pequeño valle. Un estudio y búsqueda más exhaustiva propiciará sin duda nuevos descubrimientos en la zona, y con toda seguridad estos primeros ejemplos de petroglifos del Bierzo serán considerados en un futuro como la punta del iceberg que emergerá después. 
De momento debemos alegrarnos de las nuevas noticias y felicitarnos de tener paisanos como Juan Carlos Garrido, que además de descubrir estos petroglifos ocultos entre las rocas ha realizado otro tipo de descubrimiento que yo creía imposible, como es el caso de "La patada de Nuestra Señora", que es el de rescatar de su memoria  un petroglifo que ya no existe y hacer con su descripción que lo "veamos" otra vez.
 No sé si me entendéis, pero descubrir algo que no existe me parece rizar el rizo... 
Juan Carlos lo ha hecho y le ha quedado bordado... Felicidades.


Enlace a la noticia publicada en INFOBIERZO:

El Bierzo descubre petroglifos en Santa Marina de Torre